martes, 9 de junio de 2009

Capítulo 7

Hola de nuevo. ¿Os quedasteis con las ganas de saber lo que pasó entre Miguel Ángel y yo aquella tarde? Bueno pues tranquilo ahora mismo os lo contaré todo con pelos y señales. Total, hoy no tengo nada mejor que escribir.

El caso es que fui el viernes por la tarde a casa de Miguel Ángel para hacer el trabajo sobre el calentamiento global. Por cierto, al final me decidí por el vestido azul. Vale que era un vestido de fiesta, pero para él yo iba a irme de fiesta en cuanto acabáramos el trabajo y no me daba tiempo a cambiarme. Sé que es un poco patético, pero la cara con la que me miró durante toda la tarde merecía la pena. Menos mal que tiene mucha agilidad y sabe comportarse porque sino yo creo que se hubiera resbalado con sus babas. Es que estaba radiante.

Todo fue muy bien. Llegué sobre las siete de la tarde a su casa. Nada más llegar me di cuenta de que estábamos solos en casa. ¡Eso es que iba a haber más que palabras! Bueno, estuve toda la tarde lanzándole indirectas, pero se ve que o me esquiva o que es cortito el chaval. En un momento de estos de relax empezamos a hablar sobre nosotros. A decir verdad, no es que nos conociéramos tanto como yo creía pero era mejor de lo que yo pensaba. De repente me preguntó sobre si tenía novio (yo ya sabía que él si tenía, y cómo no, era una de las Nancys rubias). ¡Eso tenía que ser una señal! Así que decidí lanzarme a él. Total, si eso no era una señal qué lo era. Pero cuando fui a ello apareció ella.

El timbre sonó cortándome toda y cuando Miguel Ángel fue a abrir la puerta era ella. La gran Belén Martín hace su aparición estelar. Entra, me mira con cara de asco, morrea a su novio y yo abandono el escenario. Muy digna yo sí, pero abandono. Me voy excusándome en que llego tarde a mi cita y salgo de aquella casa corriendo.

Eso fue todo lo que ocurrió. Espero que os hayáis quedado con la moraleja. Ahora sabéis que las brujas tienen un radar para fastidiarnos a quien no lo merecemos. Pero bueno, siempre tengo un plan para que sus hechizos reboten sobre ellas.

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