domingo, 20 de septiembre de 2009

Capítulo 80 - Último capítulo

Buenas. Hoy puede que sea el último día que escriba así que empiezo rápido que hoy va a ser un día genial. Acabamos el curso y nos vamos de fiesta. Todo va a salir perfecto.


Son las once y media y acabo de llegar al instituto. Noto el miedo en las caras. Y no es para menos. Acaban de darnos un aviso para que vayamos al salón de actos a la entrega de notas. No sé a cuento de qué viene esta tontería de darnos las notas en el salón de actos en lugar de hacerlo en clase como siempre, pero bueno.


Acabo de salir de la entrega de notas. Ha estado chulo para lo que suele hacerse en este lugar. Nos han dado las notas junto a los de cuarto de la E.S.O. Les han hecho una entrega de notas divertida. Resulta que han puesto una película con fotos y videos de cuando entraron al colegio de pequeños y de cómo han ido cambiando con los años. De fondo ponían la música de Presuntos implicados, la de Cómo hemos cambiado. Luego han empezado a poner videos de cuando eran un poco más mayores y lo mezclaban con fotografías y videos de series de televisión y juguetes de la época mientras sonaba la canción de La oreja de Van Gogh de cómo dijo aquel genio esta vida es un sueño, un sueño oh uh oh oh. Bueno, sabréis a cual me refiero.


Nos hemos ido todos los del curso a un restaurante inspirado en películas de Hollywood. No diré el nombre para no hacer más publicidad que hoy llevo ya unos cuantos nombres. Tuvimos que reservar porque sino no cabíamos todos ni de coña, pero ha merecido la pena. Me lo he pasado muy bien charlando aquí con gente que hacía años que no coincidía. Incluso se ha venido nuestro profesor de educación física. Muy majo el tío, además de buenorro. Pero ese es otro tema. Además, a mí me da igual porque yo tengo a uno mejor.


Acabada la comida y reposado todo bien nos fuimos a dar una vuelta y después… ¡fiesta! Hemos venido todos a una discoteca grandísima que hay en el centro. Tiene nueve plantas, no os digo más. La acaban de estrenar y está mejor de lo que pensaba. Encima los tíos están buenísimos. Solo puedo estar mejor acompañada que con estos chulazos con una persona: Angelito. Muac. Esto, aunque no lo podáis ver, es lo que se llama un buen morreo. Ja.


- ¡Ahh!


No sé que pasa pero acabo de oír un grito. La música está demasiado alta para saber de donde ha venido.


- ¡No lo hagas!


Otra vez he oído un grito. Esto no puede ser una coincidencia. Sé que hay gente que habla a voces, pero esto es distinto. Creo que venía de la derecha, cerca de los baños.


- No lo hagas, por favor. - dijo Miguel Ángel

- Dime que me quieres. - contestó Belén.- Solo necesito eso. Por favor dímelo.

- Deja el cuchillo, por favor.

- Dímelo. Dime que me quieres a mí y no a esa guarra.- dijo Belén mientras comenzaba a llorar.- Por favor, dime que no a quieres. Que no me has olvidado.

- No.

- ¡Dímelo!


No podía creer lo que estaba viendo. Era Belén la que gritaba. Tenía un cuchillo. Amenazaba con degollarse. No entendía lo que ocurría. Solo la veía gritar junto a Ángel.


- ¡No! - respondió Miguel Ángel. - A ver si te entra en la cabeza. ¡No te quiero! ¡Ni te querré!


La cara de Belén cambió completamente. No entendía por qué había dicho Ángel esas palabras, pero no le debieron de gustar mucho. De la más absoluta desesperación pasó a la ira. Y de la ira pasó al descanso.


-¡NO! - gritamos a la vez.


Solo le miró una vez, solo una antes de hacerlo. Su mano se acercó al cuello y el cuchillo comenzó a deslizarse sobre una vena marcada por un esfuerzo muscular hecho a propósito. La sangre salía con fuerza. Un instante después sus fuerzas se consumían. Las piernas no aguantaban su peso. Se caía lentamente. En medio de una muchedumbre horrorizada ante lo que estaba pasando una chica perdía la vida frente a la persona que más había querido o, quizá simplemente a la única que había querido.


***


Nunca sabremos si realmente le quería o solamente era un capricho momentáneo, pero todos sabemos que hay veces en las que una persona se hunde ante los problemas de la vida. Y es que, como bien decían los sabios, lo más difícil de la vida es estar en ella. Hoy, una semana después, estamos todos sus conocidos y amigos en el cementerio para enterrarla y dejar atrás aquellas malas noticias, aquellos malos momentos que se quedaron con el curso.


- ¿Estás bien? -le pregunté a Ángel.

- Si, no es nada. -contestó con los ojos a punto de romper a llorar.

- ¿Sabes? Creo que a pesar de todo, esto puede servirnos para bien.

- ¿Qué quieres decir? -me preguntó.

- Que empieza el verano. Que tenemos que disfrutar del buen tiempo, de las vacaciones y, sobre todo, de nosotros. No dejemos que nos ocurra lo mismo que a ella. Junto aguantaremos todo.


Él esbozó una pequeña sonrisa entre un par de lágrimas que bajaron hasta su boca deslizándose por su mejilla. Con la palma de mi mano apoyada en su cuello le quité las lágrimas con el pulgar. Después le besé.


Ahora solo podemos irnos y recordarla con sus cosas buenas. Seguro que tenía alguna. Por nuestra parte debemos disfrutar nuestras vacaciones. Por la suya, sabe que junto a ella, siempre, al igual que su nombre en su lápida, estará acompañada por alguien. Por dos pequeñas alas que la guiarán hasta el cielo.

Capítulo 79

Hola a todos un día más. Solo un día, un insignificante día. Es lo que me queda para acabar por fin el curso. Estoy ansiosa. Hasta he puesto en el móvil una cuenta atrás, no os digo más. Además estos días van a ser algo diferentes. Sobre todo porque hoy no escribo el resumen de lo que ha sido el día, sino de lo que es el día. Me explico. Ayer me compré el iPhone (bueno en realidad me lo compraron), y estoy escribiendo cada dos minutos lo que va pasando. Así que comienza el día.


Estoy llegando al instituto. Llego una hora tarde, pero supongo que a estas alturas del curso eso da igual. Con la tontería del nuevo cacharrito se me olvidó poner el despertador y mira lo que ha pasado. Bueno tampoco me he perdido gran cosa por lo visto. Aún hay gente que está por llegar, unos siete si no me olvido de nadie. Como veis no soy la única a quien le da igual los horarios cuando llegan las vacaciones. Lo malo de esto es que ya no vamos a dar clase, pero no podemos salir ni hacer nada. ¿Para que venimos entonces? Todos los años la misma pregunta y, todos los años, a misma respuesta: porque es nuestra obligación. Que le vamos a hacer si el riego no le funciona bien a los que mandan (y esta vez me refiero solo a los de mi instituto, no os imaginéis nada raro) hay que aguantarse. La espera será larga. Quedan cinco clases por delante y la lista con los nombres de lo que han suspendido no la pondrán hasta las dos. Para ello quedan más de cuatro horas.


Han pasado dos horas y comienzan a llegar los que faltaban, pero todavía queda alguien por venir, no sé quien. Estoy un poco espesa hoy, pero mientras pueda seguir así unos meses más no será mala noticia. La inquietud empieza a ser palpable. Vamos, que estamos como flanes. Es que nos han dicho que no va a haber exámenes de recuperación de junio más que los que ha habido. No sé los demás, pero como me quede la historia para septiembre me da algo. Lo digo en serio, ¡son cuatrocientas páginas! Prefiero no pensarlo porque me pongo mala.


Ya casi es la una y por fin estamos todos. Como no, tenía que ser Belén la que no había venido. Si hubiera estado como todos pronto nos hubieran dado la lista antes. Ahora habrá que esperar. Encima ya va de víctima. Su aparición estelar ha comenzado y su actuación no podía empezar de otra manera más que con un gran drama. Las lágrimas recorriendo su rostro ya parece más una costumbre que un hecho puntual (parece que imita a Estela Reynolds, la de La que se avecina). La única diferencia con el resto de las veces que ha repetido lo mismo es que esta vez tiene el rimel corrido. Pobrecilla, se le ha olvidado ponerse el resistente al agua. Si es que no la hemos dado tiempo a ensayar a la pobrecilla. Ains.


Creo que la he cagado. Acabo de enterarme de por qué ha entrado llorando Belén y parece que esta vez si era algo serio. No se trataba de que alguien hubiera llevado el mismo modelito que ella esta vez. Sus padres se divorcian y ella se muda a Barcelona con su padre. Ahora me siento mal. Soy una bocazas.


Por fin la lista de los horrores ha sido colgada en el tablón. Las cabezas se amontonan frente a la hoja. Comienzan a escucharse las primeras risas y los primeros llantos del día.

- No serán los últimos.-pensé.


Busco mi nombre en la lista. Resultados… ¡PROMOCIONA! Todo aprobado. Soy una máquina. Y encima estoy buenísima. Vale, puede que se me haya subido un poco a la cabeza, pero es que este es mi momento. A saber cuando volveré a ver un resultado como ese.


Pues ya ha acabado la dura jornada de trabajo. Mañana habrá que venir para que nos den las notas. Para los que tengan alguna suspensa (la mayoría) será una larga espera. Junto a las notas les pondrá si les han quedado cosas que recuperar o si va a tener que repetir (suelen ponerlo cuando tienes más de seis para septiembre, aunque se han dado casos en los que han aprobado las suficientes como para pasar, el más sorprendente con nueve) seguramente. Por desgracia Dani y Cris están en esta situación. Esto significa que aparte de tener que estar preparando la fiesta con los demás, tendré que estar aguantando los nervios de las dos. Veremos que ocurre, por que yo he quedado para celebrarlo ya con Miguel Ángel. Y hablando de eso me tengo que ir ya que sino llegaré tarde a la comida… y al postre. Hasta mañana.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Nota 12

Capítulo 78

¡Buah! ¡Lo que tengo que contaros hoy! ¡Vais a flipar más que un peta! El día ya supondréis que me ha ido bien. Y no es para menos. Os comento.


Los exámenes ya los he acabado y puedo respirar tranquila. Al menos hasta mañana, que es cuando nos dicen las notas de los exámenes. Si suspendes ya sabes que te quedará esa para junio. De momento tengo unas horas antes de volver a comerme el coco y las uñas, que ya casi no tengo (y eso que no me las muerdo demasiado).


Lo mejor del día no ha sido el fin de los exámenes, que también ha sido una gran noticia, sino la sorpresa que me iba a dar Miguel Ángel. ¿Os acordáis que os lo comenté ayer? Pues ha sido algo... de película. Nunca me lo hubiera imaginado, os lo juro. Me dejó una nota antes de la primera clase (que por cierto fue un examen) diciéndome que fuese al comedor a las once y diez. Nuestro recreo empieza a las once en punto, así que no sabía por qué había que esperar hasta y diez, pero hice lo que me dijo. Después del segundo examen, a tercera hora, fui al baño a ponerme un poco mona por si debía estar preparada para él y bajé a y diez al comedor. El comedor está en la planta baja del pabellón de primaria, y nuestras clases están en un quinto piso del pabellón de su derecha, así que casi no llego a tiempo, pero lo hice.


Cuando llegué fue algo mágico. Estaba él solo frente a una vela. No sabía muy bien que pretendía hacer con eso. Todas las luces estaban apagadas. Solo podía verle la cara gracias a la luz de la vela. No tenía un aire romántico, más bien siniestro. Pensé que iba a pedirme que nos suicidásemos juntos a lo Romeo y Julieta o algo así. Sonrió. Me acerqué extrañada. Empezó a decirme que sentía tener que llevar lo nuestro en secreto (es guapo y popular, imaginad lo que serían capaz de hacer algunas rubias locas por fastidiar y llevarse al guapo de turno) y que no haría falta que lo hiciéramos más. De repente se encendieron las luces. Todos nuestros conocidos estaban ahí. Solamente dijo una cosa: te quiero. Tras ese pequeño grito me agarró y me besó. La gente empezó a silbar y de todo. Suena raro, lo sé, pero ha sido muy bonito, no sé explicar mejor ese momento. Simplemente… mágico

.

A la salida todo el mundo estaba haciéndome gracias tontas. Pensé que sería peor, pero me encanta esta situación. Por una vez, no me ha importado siquiera el cruzarme con Belén por la calle. Aunque creo que ella no me vio a mí. Estaba otra vez frente a esa joyería en la que me la suelo encontrar. No sé que tendrá que mirar ahí con tantas ganas. Será que su ego le impide imaginar otro lugar para esas joyas que su cuerpo. Pero mejor dejo de hablar de ella que hoy nada me va a estropear el día. Esto es genial. Si tuviera que escoger una canción para describir mis sentimientos sería “Barbie girl”, a pesar de la letra. Con esto me despido hasta mañana. Ciao.

Capítulo 77

¿Qué tal todos? Espero que bien, por que lo que es yo… Creo que no he estado más estresada en toda mi vida. Ayer tuve cuatro exámenes. Matemáticas, literatura, economía y el teórico de educación física. Salvo éste último los demás eran changos, muy chungos.


El día ha sido como suele ser en estos casos. Todo el mundo nervioso preparándose las chuletas, algunos siendo pillados y, obviamente, suspendidos. Después de los exámenes todos preguntándonos que hemos puesto y diciéndonos a nosotros mismos que hemos suspendido y que nos veremos en septiembre de nuevo en esas frías mesas separadas en las que te olvidaste de borrar un “consejo” para el examen. Que no es mi caso, todo dicho sea de paso.


Hoy, al igual que ayer, he tenido otros cuatro exámenes: economía, informática, historia y el dichoso inglés. Para mi que el que peor me ha salido es el de inglés, claro que el de historia también se las traía. El inglés con aprobarla me vale, porque siempre se me ha dado muy mal, pero el de historia necesito por lo menos un siete para tener una media de seis en el curso. No sé si lo conseguiré, pero tampoco es que pudiera hacer mucho en un examen después de lo mal que me salieron el resto de exámenes de historia que he hecho a lo largo del curso. En fin que no sé como saldrá la cosa.


Mañana me esperan los de religión (que es el que menos me preocupa porque no hace media, aunque sea necesario aprobarla), ciencias del mundo contemporáneo, filosofía y ciudadanía, así que ya tengo la tarde ocupada.


Pero como no todo en estos días va a ser malo, Ángel me ha dicho que me tiene preparada una sorpresita. Me la dará mañana en el recreo. No puedo imaginarme que será. Si hubiera sido a la salida podría ser que tiene la casa para él solo o que va a llevarme a algún lado, pero siendo en el instituto no sé de qué se puede tratar. ¿Qué será?

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Capítulo 76

¡NO! ¡OTRA VEZ NO! No quiero ir al instituto. ¿Por qué tengo que ir? Sí, escribo esto antes de ir a clase. No es muy normal que lo haga antes y no después de ir a clase, pero hoy lo hago así. Y todo por culpa de unos asquerosos papeles llenos de preguntas. Todo preguntas y más preguntas. ¡Que se compren una enciclopedia joder!


Disculpad mi mal humor, pero es que estoy muy nerviosa por los exámenes. Os resumo un poco el fin de semana y me voy que a este paso llego tarde.


El viernes estuve toda la tarde estudiando. El sábado me levanté y estudié. Por la tarde estudié. Por la noche estudié y sobre las dos de la mañana me conecté al Tuenti. Nunca pensé que hubiera tanta gente conectada a esas horas. Así que me pasé más de una hora en el chat nuevo del Tuenti hasta que me quedé dormida. Sobre las cuatro me desperté y me volví a la cama. Luego el domingo cuando me levanté me enteré de lo que había pasado para que me despertara. Se había estrellado un coche contra un contenedor de obra. Tuvieron que venir los bomberos a sacarle del coche por como había quedado atrapado. Con razón soñé toda la noche con las sirenas de las ambulancias. El resto del día fue igual que el anterior, salvo por lo del chat, que no me pude conectar porque tenía que dormir para levantarme pronto hoy y estudiar.


Así que como veis estado muy ocupada. Encima me ha llamado Paula. Está destrozada porque al final rompió con Fran. Lo que la faltaba para aprobar. Y hablando de aprobar, si me quedo más llegaré tarde. Deseadme suerte.

Capítulo 75

Viernes ya. ¡Qué ganas! Y que decepción no poder salir. Es lo malo de ser estudiante, que hay exámenes. Todos los exámenes en tres asquerosos días. ¡Es inhumano! Son demasiadas hojas que memorizar en un fin de semana. Si por lo menos estuviera aquí Ángel para ayudarme a estudiar… no estudiaría, lo sé.


Como un buen fin de semana ha de tener un cotilleo del que hablar en estos dos días en los que esperamos a tener más, éste que comienza también lo tiene. Todavía son solo rumores, pero se dice por ahí (obviamente no os voy a decir que ha sido Lucía quien me lo ha dicho. ¡Que no soy tonta!) que Fran y Paula han roto. Bueno en realidad aún no han roto, pero se comenta que lo harán en breve. La verdad es que si fuera verdad sería una pena porque dan mucho juego. No es que sea mala ni interesada, pero su relación es interesante, y para mí eso es importante.


He intentado hablar con Fran, pero no ha querido hablar conmigo. Estaba enfadado, como si hubiera discutido con alguien. Todo el día se lo ha pasado refunfuñando y maldiciéndonos a todos en voz baja. También intenté hablar con Paula, pero no ha venido a clase y no me coge el móvil. Le he enviado un par de mensajes, pero solo me ha contestado diciendo que está mala. ¡Esto huele a ruptura!


Esto es todo por hoy. Así de cotilla soy y así te lo he contado. Hasta el lunes.

martes, 15 de septiembre de 2009

Capítulo 74

Hola a todos un día más. Hoy ya he tenido que volver al instituto. Lo del dolor de cabeza no vale para dos días seguidos, y menos si por la tarde quedas. Pero no ha sido todo malo. Hay muchos cotilleos estos días. Con esto de que rememoramos viejas hazañas de Valencia y demás me estoy enterando de muchas cosas que ignoraba. Algunas de ellas muy jugosas para nuestros cotilleos habituales. Creo que debería dedicarme a la televisión, a algún programa del corazón. Se me daría bien. Bueno os cuento lo que me han contado que si no me lío y me voy sin decir nada.


Lo primero de todo es que parece que las Nancys han encontrado su nueva tonta que las dirija. Y digo tonta porque es tal como la describe la canción Tonta, de Conchita. El ser en cuestión es Úrsula. Será muy rubia, muy divina y todo lo tonta que quiera, pero ese nombre es más que de muñeca es de bruja, ¿o no? Si hasta la mala de la sirenita se llamaba igual. ¿Entendéis por qué pienso que son todas unas brujas? Solo las faltaba el nombre. Ahora ya lo tienen.


Lo segundo es que a pesar de todo esto que os acabo de contar, Belén está volviendo a escalar puestos con más fuerza que nunca en nuestra lista de “Las cuarenta subnormales”. Se ha decidido por volver a ser lo que era, pero esta vez en solitario. Como las estrellas de los grupos que lo abandonan para triunfar solas y cobrar todo ellas, pero ésta en vez de irse la echaron. Vuelven a circular pequeños rumores sobre ella. No es que sean rumores importantes, más bien son tonterías, pero ya es más de lo que se ha hablado de ella en el último trimestre. Desde que la repudiaran sus “amigas” no se había vuelto a saber de ella prácticamente. Pasaba desapercibida para todos y alguna vez hasta faltó sin que nos diéramos cuenta. Los frikis tenían más popularidad que ella, pero parece que vuelve. En realidad pocas personas creen que esto vaya a ocurrir, pero yo creo que sí. Dieciséis años de cotilleos constantes me avalan.


Como ya no sé ni qué estoy diciendo creo que voy a dejar de escribir que pa’ mi que esto son las radiaciones del ordenador o del móvil o de una neurona mía que empieza a funcionar. No lo tengo muy claro.

Capítulo 73

Buenos días. Sí, es lo que pensáis, acabo de levantarme. Y no, no he ido al instituto. Estoy demasiado cansada como para ir a clase. Además, me viene bien para las clases faltar a ellas. Sé que suena raro, pero es verdad. Los exámenes empiezan la semana que viene y tengo que estudiar. Como todos, ninguno hemos estudiado mucho hasta el momento. Entre el viaje y la vuelta, algo así como un síndrome post vacacional pero de los mejores días de tu vida, no he estudiado nada. Los exámenes van a estar difíciles así que tengo que hincar codos. Son los últimos del curso antes del verano, tres maravillosos meses en los que no me pienso preocupar de nada más que de estar con mis amigos en la piscina y de fiesta y, por qué no, puede que también con alguien que yo me sé.


Aunque no lo sabe nadie aún puedo decíroslo ya: ¡estoy saliendo con Miguel Ángel! ¿No es fantástico? Es el chico perfecto, y cuando más le conozco más segura estoy de ello. Es sensible pero no un moñas, es romántico pero no empalagoso, es gracioso pero serio y es fiestero sin estar demasiado loco. Simplemente es perfecto. Y yo pienso pasarme todo el verano con él (y a ser posible en su cama).


Me voy que tengo que estudiar. Mañana os contaré más. Adiós.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Capítulo 72

Bueno ya estoy aquí un día más. Hoy tocaba que os contara la vuelta a la ciudad, ¿no? Pues empiezo con eso ya.


Todo comenzó a las seis de la mañana. Nos levantaron antes que nunca porque los rácanos no pagaron el desayuno de aquel día, así que nos dieron unos bocadillos de algo parecido a… ¿queso? No sé, no me quedé a comprobarlo. Antes de salir nos fuimos rápidamente muchos a la cafetería a tomar algo antes de salir y ya de paso a comprar provisiones para el viaje, ya sabéis: patatas, chuches, refrescos y demás comida basura.


Volvimos al bus y arrancamos sobre las siete. Cuando estábamos saliendo de la zona del hotel alguien empezó a gritar. Nos habíamos dejado a Belén en el hotel. ¿Por qué se había tenido que dar cuenta alguien? Encima me mandan bajar a mí para ir a buscarla. Ahí yo me pregunto por qué yo si todo el mundo sabe que no nos tragamos. Pero nada, que tenía que ser yo. Fui corriendo hacia su habitación. Estaba arreglándose aún. Noté que tenía el rimel corrido, como si le hubiese caído alguna lágrima, pero no le di importancia. Suficiente tenía con tener que ir a buscarla y que se retrasase el viaje por “su majestad”.


Ahora sí arrancó el autocar y salimos de allí. Cuando llevábamos hora y pico en carretera dos profesores bajaron a hacer aguas menores. Volvieron a subir en un minuto de nada. Cuando recorrimos unos diez kilómetros nos fijamos en que faltaba otro profesor. Se había bajado y no nos dimos cuenta. Cuando volvimos a por él menudo cabreo llevaba. Aparte de eso el viaje trascurrió con normalidad. Quien se dormía se despertaba con ketchup y una salchicha en la boca y quien no gritaba “el venao” como nadie.


Así todo el viaje. ¿Qué os parece? Interesante, ¿verdad?

Capitulo 71

Ya estoy de nuevo en la ciudad. Hogar dulce hogar. Ahora toca prepararnos para los exámenes. Hoy, siguiendo la racha de la última semana, me toca contaros lo que pasó hace ya varios días, concretamente el viernes noche.


Si mal no recuerdo, lo último que supisteis de mí fue que estaba frente al ordenador dispuesta a afrontar la última noche en Valencia cuando encontré una nota en la que decía que esperara a alguien a las dos en su habitación. Tenía el dibujo de dos alas como firma. No sé por qué pero logró arrancarme una gran sonrisa aquella nota. No sabía de quien se trataba con total certeza pero algo me intuía. Sobre todo porque quien la escribiera se olvidó de decirme cual era su habitación.


A las dos salí de mi habitación. Para mi “sorpresa” no había nadie en ella cuando me desperté. Un gran jaleo se oía por todo el pasillo. No quería ni imaginarme que estarían haciendo en algunas habitaciones. Fui recorriendo todo el pasillo hasta que una puerta se abrió a mi paso. Era él. Me cogió de la mano y me llevó dentro. Podéis imaginar el resto, porque yo no os lo voy a contar. Os daré una pista: no jugamos al parchís.


Un magnífico colofón a una semana fantástica. Por desgracia, todo lo bueno tiene un final y esto no iba a ser una excepción. Mañana os contaré la vuelta, que tiene tela. Hala, hasta mañana.

domingo, 13 de septiembre de 2009

sábado, 12 de septiembre de 2009

viernes, 11 de septiembre de 2009

Capítulo 70

Hola a todos de nuevo. Siento lo que pasó ayer, pero ocurrió un pequeño imprevisto. Tranquilos que ahora mismo os cuento lo que pasó ayer en la playa.


Me retiré de la hoguera cuando algo me llevó a acercarme a la orilla. Estaba en la playa con mis amigos (algunos no tanto) y el tío que me gustaba frente a una hoguera junto al mar bajo una capa de inmensas lucecitas que me observaban a cada instante. No comprendía por qué aún no me había atrevido a decirle nada a Miguel Ángel. Nunca me había pasado algo así. Siempre me había gustado dar pequeñas señales y dejar que el chico se acercara a mí, pero cuando no funcionaba pasaba al ataque. Era directa. Sin embargo algo me pasaba ahora. Con él todo era distinto. No me atrevía. Puede que fuera porque era popular, porque era el ex de alguien con quien siempre preferí no enfrentarme o puede que sea yo la que haya cambiado. Aún no lo he decidido. Él decidió por mí. Cuando quise darme cuenta ya estaba a mi vera. Nos miramos con la inocencia de quien ve por primera vez a su futuro amor, como dos niños pequeños que se conocen sin conocerse. Pocas palabras hicieron falta para que nos fuésemos acercando poco a poco. Nuestros labios se aproximaron y, cuando a unto estuvieron de juntarse, un gritó perturbó el ruido de las olas. Algún idiota se había quemado con el fuego de la hoguera.


Ahí terminó aquel “mágico” momento. Corrimos al hotel a por crema para las quemaduras. A alguno les pareció algo “grave”, pero a la mayoría nos pareció la mayor rallada de la semana. Nos había cortado el rollo a todos.


Yo debo dejar de escribir aquí. Esta noche es la última que estoy aquí y habrá que aprovecharla. Además he recibido una nota: A las dos en mi habitación. No tiene firma, solo un pequeño dibujo de unas alas. Alas de ángeles… o demonios.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Capítulo 69

Otro día más aquí ya. ¡Y van tres! Me gustaría que esto no acabara nunca la verdad. Además de pasármelo muy bien con los de siempre y todo ese rollo que puedes hacer en cualquier lado, también estoy mejor con otras personas. En estos momentos en los que te llevan a mirar alguno de esos lugares tan aburridos de los que solo quieres salir o, simplemente cuando tienes mucho tiempo libre en el hotel pero no puedes salir (de noche y con las piscinas cerradas) conoces mucho mejor a gente de la que no sabías mucho e incluso conoces a gente nueva que ignorabas que existían. Miguel Ángel también cuenta dentro del primer grupo de personas. De hecho he descubierto que tenemos en común muchas cosas. Hasta hemos tenido ya nuestro primer momento de complicidad en esta ciudad. Fue en la playa. Era casi de noche (aún no sé como conseguimos convencer a los profesores para que nos dejaran salir a la playa aquella noche) e hicimos una pequeña hoguera. Estaban contando unas cuantas historias de miedo y cutres leyendas urbanas cuando me dio por ir hacia la orilla. Me aburría de tener que escuchar tonterías y simplemente me dio por ahí. No es que me guste demasiado contemplar paisajes y cosas por el estilo, pero esta semana ya ha sido lo suficientemente rara como para empezar a preocuparme por mis pequeñas tonterías de cada día. Contemplar el mar bajo el manto de las estrellas es una bonita estampa que realmente le gustaría ver a cualquier persona. Entonces apareció. Sin darme cuenta se colocó a mi lado. Era Miguel Ángel. Solo hicieron falta un par de palabras bonitas para comenzar a acercarnos más y más. Mis labios estaban a punto de juntarse con los suyos cuando de repente…

Lo siento me tengo que ir. Mañana os sigo contando.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Capítulo 68

¡Qué sueño, por dios! Hoy no he llegado a dormir ni tres horas. Entre Fran y Paula en la habitación dándole al tema toda la noche y que yo no me fui a la habitación, a la mía quiero decir, hasta las tres y media, no he descansado mucho que digamos. Es que estos tours que me estoy pegando por aquí todas las noches no me dejan nada de tiempo. La noche en general ha sido movidita. En fin, segundo día de visita toca hoy, ¿no? Pues ahí va.

Todo comenzó a las nueve de la mañana. Miré el despertador y vi que no había nadie en la habitación. Me extrañé, puesto que esa semana nos teníamos que levantar siempre sobre las siete y media más o menos. Me quité el pijama, me puse unos vaqueros y una camiseta de tirantes lila ultra ceñida y fui a ver que pasaba. Llamé a la habitación de al lado. No contestó nadie. Probé con la de Fran. Tampoco contestó nadie. Bajé al restaurante. Allí tampoco había nadie que fuera de mi instituto. Volví a subir corriendo hacia nuestro piso (con todas las habitaciones que cogimos ocupamos casi toda la quinta planta del hotel) y fui llamando a todas las puertas. Ninguna se abrió. Volví a mi habitación y envié un mensaje a Paula. Pasaron dos minutos y no contestó así que envié otro mensaje a Daniela. No es que sea muy paciente, así que empecé a preocuparme. Pocos segundos después de haber enviado el mensaje me llegó la respuesta. Como veis, Daniela siempre fue muy rápida usando sus dedos (no penséis mal).

Me quedé flipando cuando leí lo que me dijo, después de descifrarlo claro (la manía esta que tiene de hacer un lenguaje del lenguaje de móvil, no sé si me entendéis, pero ahí solo había dos vocales en cuatro frases.). Por lo visto habían salido e iban a pasar todo el día por ahí. No vendrían hasta la tarde-noche, ni siquiera para comer porque iban a dar bocadillos cutres de esos que valen un euro veinte. Así que paré a pensarlo detenidamente. Estaba sola en una ciudad distinta a la mía con playa en un hotel de cuatro estrellas con piscinas llenas de chulazos en pleno verano. ¿Cuál creéis que fue el resultado? Pues eso, para que seguir contando. A las ocho y algo llegaron. Casi me pillan en la piscina intentando ligar un rubio que estaba… ¡Ay! ¡Cómo estaba! Pero tuve que abandonarle a punto de caramelo.

Después de subir corriendo, hablar mucho y cenar me acabo de venir a escribir esto. Mañana más.

martes, 1 de septiembre de 2009

Capítulo 67

Jeelou! ¿Qué tal todo por ahí? Mucho calor, ¿verdad? Que pena, y encima yo aquí en la playita tomando el sol y dándome de vez en cuando un baño en el mar sin poder ayudaros. Qué fastidio tener que estar aquí, ¿verdad?

Vale, vale. Ya dejo de vacilaros (por hoy) y empiezo a contaros. Bueno, comenzaré (y seguramente acabaré) contándoos lo que hice ayer en el primer día de viaje. Como ya os dije ayer nos levantamos a las siete y media y nos acostamos (cosa que muchos no hicieron) a las seis. Con las legañas aún puestas Cris, Dani, Paula y yo (todas estamos en la misma habitación) nos arreglamos para bajar a desayunar. Bajamos al restaurante muy monas por cierto. No éramos las únicas que nos movíamos como zombis por ahí. A decir verdad, la mayoría estábamos así. Mi Ángel no, porque un hombre como él (por lo de perfecto me refiero) nunca está cansado. O puede que sí, pero solo un poco por no dejarnos mal a los demás (que bueno es el pobre). Tomamos un desayuno rápido, ya que la mayor parte del tiempo la invertimos en arreglarnos (que una no puede salir por ahí como si nada), así que solo pude tomarme un zumo y un croissant camino del bus. Hoy toca ver el oceanógrafo.

A los veinte minutos habíamos llegado. Armados con nuestras cámaras llegamos a la entrada y paramos para hacer la típica foto que sale en todos los anuncios de la ciudad. Vimos después todo lo que te puedes imaginar en un acuario y más. Lo mejor fue una sala en la que las paredes son los cristales de la “piscina” en la que estás metido. El techo también es un cristal a través del cual puedes ver como pasa un tiburón sobre tu cabeza. La verdad es que impresiona bastante (sobre todo a mí, que pensé todo el tiempo que se romperían los cristales), pero desde luego es algo totalmente distinto a lo que había visto anteriormente. Aunque pensándolo bien, yo no he estado en muchos zoos o acuarios. Bah, me fío de lo que me dijo el guía. Y hablando del guía, teníais que haberlo visto. Estaba cañon. Era rubio, con los ojos verdes claro, barbita de tres días (eso me pierde) y estaba cachas, pero sin pasarse (puede que os ponga una explicación para que entendáis mejor esto último). El caso es que esa sala y la situación que viví en ella fue de lo más surrealista que he vivido jamás, y eso que paridas si que he visto (por desgracia) muchas. Más de veinte personas (porque nos separaron engrudos al entrar) bailando el “Paquito el chocolatero” mientras veíamos un pez idiota que se golpeaba contra el cristal.

El resto del día ya os podéis imaginar como fue. En cuanto volvimos al hotel había que cenar y después he venido a la sala de Internet. Otros han ido a los recreativos y, la mayoría, iremos a ver la discoteca un poco, pero sin mucho lío que hoy estoy cansada. Tened en cuenta que hay que reservar energías para no dejar dormir a los residentes del pasillo esta noche. Bueno, me voy a explorar un poco el hotel. Mañana me paso y os cuento que tal el día. Adiós.