viernes, 31 de julio de 2009

Capítulo 45

Viernes ya. ¡Por fin! No sé si es normal, pero a medida que avanza el curso se me hace más difícil aguantar las clases día tras día hasta que llega el fin de semana sin dormirme sobre los libros. En serio, es como si cuando llegara el martes mi cuerpo me diera la alarma de batería baja. Pero bueno, ¡qué le vamos a hacer! Será la edad.

Vale, venga, ahora en serio. Ya es viernes y, como comenté ayer, hoy han quedado Toni y Dani para tomar algo, o ir al cine, o… bueno que han quedado, y cuando estos dos quedan ya les pueden poner una película, un terremoto o un tsunami que no se dan cuenta (sobre todo Toni, que ya todos sabemos lo que tiene en la cabeza las veinticuatro horas del día) de lo que pasa más allá de sus propios cuerpos. Por si acaso ya envié al salido que tengo por primo un mensajito al móvil para advertirle de lo que le podría pasar si se atreve a intentar algo con Daniela, aunque a cada momento que pasa me voy convenciendo más de que ella sabe defenderse bien solita y, que si ha quedado con él es porque no quiere defenderse precisamente.

Cuando se hizo de noche llamé a mi amiga para ver que tal había ido todo y para saber si le apetecía quedar para la mañana siguiente para ir a comprarnos algunos trapitos que había visto de oferta en el Bershka. Sí, llamadme cotilla si queréis, pero no podía aguantar todo un día para saber que había pasado entre ellos dos. Me contó todo lo que habían hecho, y cuando digo todo quiero decir todo. Por este motivo no puedo poner aquí lo que hicieron, no sé si me entendéis. Podríamos resumirlo en que la casa de él estaba muy cerca de donde ellos habían quedado y casualmente, estaba vacía. Supongo que ya os podéis imaginar el resto.

Yo me despido hasta la semana que viene que tengo que hacer muchas cosas. Aprovechando estos momentos de escritura, creo que voy a enviar un mensajito a Ángel a ver que tal ésta. Hasta el lunes.

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