martes, 21 de julio de 2009

Capítulo 37

Vaya, vaya. Parece que todo acto tiene su consecuencia. Este es lo que les ha pasado a Mario y Paula. No le debió hacer mucha gracia al profesor que les piló en el baño la clase de educación sexual práctica que estaban dando (aun sin saberlo) a un montón de críos de doce años. Ese fue el acto, ¿la consecuencia? Les han expulsado durante tres días. Viendo el lado bueno, esto es prácticamente unas vacaciones, porque ya unen los días y hasta el lunes no vuelven a la cárcel, digo al instituto.

Cuando llamaron a los padres de ambos vinieron poco contentos, por decirlo de alguna manera. Ahora los niños de primaria creen que hay monstruos en el instituto de los gritos que metían, sobre todo el padre de Mario. Pese a las insistencias de todos, no han conseguido que no les expulsen y figure en su historial. La dirección se empeña en que hay pruebas. Los padres de los chicos y los alumnos inventaron que en realidad les tienen manía y ese rollo de siempre para que no valiera la opinión del profesor como testigo (aunque lo de que les tenía manía era verdad. Más de una vez se han enfrentado sendas partes en mitad de una clase), pero el director, un inepto corrupto (desde mi punto de vista y del de casi todos los alumnos del centro), ha dicho que da igual porque aun así tienen pruebas. Aún no he encontrado una explicación a sus palabras, pero ya lo doy por imposible. Me caían bien, pero tampoco eran mis amigos del alma, así que no pienso darle más vueltas a eso que suficiente tengo yo con lo mío.

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