miércoles, 15 de julio de 2009

Capítulo 34

Vale, ya he vuelto. Os cuento como ha ido todo. Belén quedó ayer con Toni, cuando terminé de halar con él. Casualmente se encontró ayer con él a la salida de su casa. Vale que si lo piensas detenidamente, encontrarse con el chico al que le gustas varias veces seguidas y siempre cerca de tu casa, es algo sospechoso que da que pensar, pero como ella no tiene cerebro no puede pensar. En el fondo esto tiene sus ventajas.

Pues eso que se encontró con Toni cerca de su casa cuando salía de casa. Ahora no sale mucho por culpa mía, pero tampoco creo que sea culpa mía que sus amigas la den de lado. Al fin y al cabo, ella sabía con quien se juntaba y lo que la pasaría en el caso de que dejara de ser popular (o lo fuera por malos motivos). Ayer salió por la tarde, no estoy muy segura de adonde la verdad, y se encontró con Toni mientras miraba un escaparate. De hecho, creo que se encontraron en la misma calle que la primera vez. ¿Qué coincidencia verdad?

Toni, con esa jeta que le caracteriza, volvió a acercarse a ella sin mayor motivo que alegrarla un rato y acabaron en unos recreativos jugando al billar mientras tomaban algo. No me digáis ni cómo ni por qué, pero acabaron ahí. Lo peor de todo es que la muy tonta cayó. Sobeteo por aquí (eso sí, siempre con la excusa de enseñarla a jugar), piropo por allá y acabó encandilándola. Odio tener que reconocerlo, pero mi primo es una máquina con las tías, o al menos con las de la misma especie que Belén. Así que nada, ella se va contenta y él con cincuenta eurillos más. A ver que cuenta Belén mañana en el instituto a las demás barbies.

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