martes, 28 de julio de 2009

Capítulo 42

Hola chic@s. Martes de nuevo y éste viene cargadito de sorpresas. Resulta que hoy hemos tenido el test psicológico que hacen cada cuatro años en mi instituto. Supongo que ya tocaba, pero con nosotros va a tener el psicólogo mucho, pero que mucho trabajo. Todo ha ido bien, como siempre. Las preguntas eran las de siempre. Que si creo que tengo amigos, que si siento pena cuando veo a un perro atropellado (esto no es broma, era una pregunta de verdad), que si me siento solo, que si me siento apoyado, y un largo etcétera de preguntas similares. Lo que yo llamo una buena forma de perder el tiempo. Tú rellenas tu test en cinco minutitos y esperas hora y media en entregarlo, así te pierdes una clase y no puedes dar la siguiente porque queda poco tiempo de clase. Si a esto le añades lo típico de que se te ha olvidado poner tu nombre y tienes que ir a buscar al psicólogo (por todo el colegio, obviamente, con paradas en todos los baños, porterías, canastas y taquillas del instituto) y ya terminas de perder la mañana, porque claro, luego tocaba visitarle porque “estás indecisa ante un futuro laboral indeciso en el que se necesita mucha experiencia y preparación sin renunciar a la juventud”. Vamos que o te enchufaban o no sabías que estudiar. Bueno, pues tras esto me encontré a Belén en el despacho de don Vicente, el psicólogo que están a punto de jubilar ya. No sé que haría allí la verdad, pero da igual, el caso es que estando ese ocupado puedo ir tranquilamente en busca de Lucas, un psicólogo que está… ¡Ay omá que rico!
Por cierto, ¿os habéis fijado en el nuevo estilo del blog? ¿Os gusta? Se que lo cambié hace ya mucho, pero os lo pregunto ahora. Ayer añadí las entradas del twitter de GaM. Ahí tendréis noticias y cositas así que me vayan pasando. Mañana más. Bye!

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