lunes, 14 de septiembre de 2009

Capítulo 72

Bueno ya estoy aquí un día más. Hoy tocaba que os contara la vuelta a la ciudad, ¿no? Pues empiezo con eso ya.


Todo comenzó a las seis de la mañana. Nos levantaron antes que nunca porque los rácanos no pagaron el desayuno de aquel día, así que nos dieron unos bocadillos de algo parecido a… ¿queso? No sé, no me quedé a comprobarlo. Antes de salir nos fuimos rápidamente muchos a la cafetería a tomar algo antes de salir y ya de paso a comprar provisiones para el viaje, ya sabéis: patatas, chuches, refrescos y demás comida basura.


Volvimos al bus y arrancamos sobre las siete. Cuando estábamos saliendo de la zona del hotel alguien empezó a gritar. Nos habíamos dejado a Belén en el hotel. ¿Por qué se había tenido que dar cuenta alguien? Encima me mandan bajar a mí para ir a buscarla. Ahí yo me pregunto por qué yo si todo el mundo sabe que no nos tragamos. Pero nada, que tenía que ser yo. Fui corriendo hacia su habitación. Estaba arreglándose aún. Noté que tenía el rimel corrido, como si le hubiese caído alguna lágrima, pero no le di importancia. Suficiente tenía con tener que ir a buscarla y que se retrasase el viaje por “su majestad”.


Ahora sí arrancó el autocar y salimos de allí. Cuando llevábamos hora y pico en carretera dos profesores bajaron a hacer aguas menores. Volvieron a subir en un minuto de nada. Cuando recorrimos unos diez kilómetros nos fijamos en que faltaba otro profesor. Se había bajado y no nos dimos cuenta. Cuando volvimos a por él menudo cabreo llevaba. Aparte de eso el viaje trascurrió con normalidad. Quien se dormía se despertaba con ketchup y una salchicha en la boca y quien no gritaba “el venao” como nadie.


Así todo el viaje. ¿Qué os parece? Interesante, ¿verdad?

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