miércoles, 9 de septiembre de 2009

Capítulo 68

¡Qué sueño, por dios! Hoy no he llegado a dormir ni tres horas. Entre Fran y Paula en la habitación dándole al tema toda la noche y que yo no me fui a la habitación, a la mía quiero decir, hasta las tres y media, no he descansado mucho que digamos. Es que estos tours que me estoy pegando por aquí todas las noches no me dejan nada de tiempo. La noche en general ha sido movidita. En fin, segundo día de visita toca hoy, ¿no? Pues ahí va.

Todo comenzó a las nueve de la mañana. Miré el despertador y vi que no había nadie en la habitación. Me extrañé, puesto que esa semana nos teníamos que levantar siempre sobre las siete y media más o menos. Me quité el pijama, me puse unos vaqueros y una camiseta de tirantes lila ultra ceñida y fui a ver que pasaba. Llamé a la habitación de al lado. No contestó nadie. Probé con la de Fran. Tampoco contestó nadie. Bajé al restaurante. Allí tampoco había nadie que fuera de mi instituto. Volví a subir corriendo hacia nuestro piso (con todas las habitaciones que cogimos ocupamos casi toda la quinta planta del hotel) y fui llamando a todas las puertas. Ninguna se abrió. Volví a mi habitación y envié un mensaje a Paula. Pasaron dos minutos y no contestó así que envié otro mensaje a Daniela. No es que sea muy paciente, así que empecé a preocuparme. Pocos segundos después de haber enviado el mensaje me llegó la respuesta. Como veis, Daniela siempre fue muy rápida usando sus dedos (no penséis mal).

Me quedé flipando cuando leí lo que me dijo, después de descifrarlo claro (la manía esta que tiene de hacer un lenguaje del lenguaje de móvil, no sé si me entendéis, pero ahí solo había dos vocales en cuatro frases.). Por lo visto habían salido e iban a pasar todo el día por ahí. No vendrían hasta la tarde-noche, ni siquiera para comer porque iban a dar bocadillos cutres de esos que valen un euro veinte. Así que paré a pensarlo detenidamente. Estaba sola en una ciudad distinta a la mía con playa en un hotel de cuatro estrellas con piscinas llenas de chulazos en pleno verano. ¿Cuál creéis que fue el resultado? Pues eso, para que seguir contando. A las ocho y algo llegaron. Casi me pillan en la piscina intentando ligar un rubio que estaba… ¡Ay! ¡Cómo estaba! Pero tuve que abandonarle a punto de caramelo.

Después de subir corriendo, hablar mucho y cenar me acabo de venir a escribir esto. Mañana más.

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