jueves, 10 de septiembre de 2009

Capítulo 69

Otro día más aquí ya. ¡Y van tres! Me gustaría que esto no acabara nunca la verdad. Además de pasármelo muy bien con los de siempre y todo ese rollo que puedes hacer en cualquier lado, también estoy mejor con otras personas. En estos momentos en los que te llevan a mirar alguno de esos lugares tan aburridos de los que solo quieres salir o, simplemente cuando tienes mucho tiempo libre en el hotel pero no puedes salir (de noche y con las piscinas cerradas) conoces mucho mejor a gente de la que no sabías mucho e incluso conoces a gente nueva que ignorabas que existían. Miguel Ángel también cuenta dentro del primer grupo de personas. De hecho he descubierto que tenemos en común muchas cosas. Hasta hemos tenido ya nuestro primer momento de complicidad en esta ciudad. Fue en la playa. Era casi de noche (aún no sé como conseguimos convencer a los profesores para que nos dejaran salir a la playa aquella noche) e hicimos una pequeña hoguera. Estaban contando unas cuantas historias de miedo y cutres leyendas urbanas cuando me dio por ir hacia la orilla. Me aburría de tener que escuchar tonterías y simplemente me dio por ahí. No es que me guste demasiado contemplar paisajes y cosas por el estilo, pero esta semana ya ha sido lo suficientemente rara como para empezar a preocuparme por mis pequeñas tonterías de cada día. Contemplar el mar bajo el manto de las estrellas es una bonita estampa que realmente le gustaría ver a cualquier persona. Entonces apareció. Sin darme cuenta se colocó a mi lado. Era Miguel Ángel. Solo hicieron falta un par de palabras bonitas para comenzar a acercarnos más y más. Mis labios estaban a punto de juntarse con los suyos cuando de repente…

Lo siento me tengo que ir. Mañana os sigo contando.

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